sábado, 22 de junio de 2013

MEDIOCRIDADES

 

La mediocridad nos asola. Frasecita extractada de una conversación relativa a la calidad del personal que se dedica a la política, por desgracia no solo en este campo, en todos, la cutréz aborregada nos rodea. Personalmente sufro a unos pocos a diario, no tan en silencio como a las hemorroides pero no tan a voces como se merecen.

Son personas incapaces de usar su imaginación para concebir ideas, mucho menos ideales por los que luchar. Se han vuelto sumisos a cualquier rutina, a los prejuicios, a las domesticidades y se han inscrito de hecho en un rebaño cuyas acciones o motivos no cuestionan, sino que los siguen ciegamente. Son mediocres, dóciles, maleables, ignorantes, carecen de personalidad, rechazan, evitan, desprecian y a menudo ignoran la perfección. Creyendo tener una ideología se hacen solidarios y cómplices de los intereses creados que los hacen borregos del rebaño social. Gentes de vida acomodaticia que se vuelven viles y cobardes.

Mediocres que no aceptan ideas distintas a las que han recibido por tradición (o a los titulares que les va lanzando el aparato del grupo político, social, sindical, religioso o trendy del que pastan cual semovientes), sin darse cuenta de que justamente las creencias son relativas a quien las cree, y que pueden existir al mismo tiempo hombres con ideas totalmente contrarias. Entran en una lucha contra el pensamiento libre por envidia, intentan evitar desesperadamente toda acción noble, porque saben que su mediocre existencia depende de que el librepensador, nunca sea reconocido y no ocupe un lugar destacado.

Los sufro a diario, se alían en contra de cualquiera capaz de usar su imaginación para concebir ideas innovadoras, ideas de perfección, contra cualquiera que tenga ideas propias o que al menos intente revisar las establecidas y ser crítico con ellas. Juzgan, condenan y marginan a todo aquel que intenta ser original, entusiasta, culto, de personalidad diferente, que no se somete dogmas morales ni sociales o que al menos se plantea la posibilidad de elegirlos.

No comprenden, por lo tanto temen y combaten, a aquel capaz de distinguir entre lo mejor y lo peor desde un punto de vista cualitativo y no solo entre lo más y lo menos como hacen ellos, mediocres, acomodaticios, cobardes y voluntariamente cutres.

Lo dicho, una plaga.

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Investigando un blanco Jumillano de moscatel seco, de lo mas interesante.

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