lunes, 19 de mayo de 2008

Ensayo 6




En una película americana ahora encendería un cigarrillo, pero yo no fumo, o me levantaría a ponerme “un trago” y ella ni se despertaría, pero esto no es una película y si me muevo se despertaría y no quiero, no debo, como ella dice ya no lo distingo.

Se vuelve a mover un poco, es final de verano y empieza a refrescar de noche. Estiro la mano y la tapo con la sábana, raso negro, otro capricho, no habrá hombre mas afortunado, se gira dándome la espalda contemplo en un momento esas dos pequeñas medias lunas que tanto me gustan y tan buenos ratos me han hecho pasar. Otro cambio, las mujeres esperan que los cambiemos y no solemos hacerlo, en cambio los hombres solemos esperar que las mujeres no cambien y ellas si suelen hacerlo.

En este caso no me puedo quejar, fue todo un hallazgo, un descubrimiento, también para ella de que tenia dos puertas del placer y solo había usado una....descubrir lo que se estaba perdiendo también tuvo su historia con las amigas. Ya estaban mas pendientes de mis aficiones que de otra cosa y mis aficiones siempre tenían otra cosa que les molestaba. ¿Pero que les molestaba? Nunca lo supe y nunca ya lo sabré, era todo y nada, era un degenerado y un exhibicionista, alguien detestable, vicio.

Vicio, era la palabra usada por la rubia, antigua alumna de colegio de monjas, benjamina de buena familia, mirada altiva, segura, decente y bien educada. Afortunada o no, propietaria de la boca mas sugerente y las tetas mas firmes y menos aprovechadas jamás conocidas…… ah sus tetas..., enfundadas siempre en ese carcelero abobo que no aprovecha lo que guarda. Vicio, era lo que yo le traía a la mente a esta señorita bien que no estaba de acuerdo con esta relación salvaje de hedonismo y lujuria que nos arrastraba a mi amante y a mi hasta donde ahora nos hallamos. Tal vez tenia razón, pero tampoco ella se imaginaba lo que ha llegado a hacer, ni que fuera capaz, ni que se pudiera hacer, ni porque y sin embargo ahí está.

Sigilosamente me levanto al aseo (la edad), cruzo el pasillo y veo las puertas abiertas de sus habitaciones, las que siempre estaban cerradas como ellas. A la vuelta vuelvo a ver su cuerpo, esta boca abajo, se ha destapado, veo su espalda fina, suave que de memoria saben mis manos y su culo, redonda, potente en su delgadez, inexplorado hasta mi llegada y pozo de lujuria y de placer desde entonces.....

5 comentarios:

  1. Si… “una virtud puede corromperse por la falta de uso, mal uso o exceso de uso”, según la iglesia católica… y resulta que la “excesiva afición a algo, especialmente si es perjudicial” se considera vicio… la conclusión a la que pudo llegar la susodicha señorita es que, la moderación excesiva por ejemplo, pudiera pasar a lujuria sin excesos, resultando un vicio nada perjudicial, casi que… una virtud incorrupta.

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  2. Lujuria sin excesos es un contrasentido en si mismo...

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  3. Ese es el mal de nuestra cultura. El exceso tiene como finalidad la muerte (de sentimientos, del cuerpo, de la esperanza…)
    Encontrar el momento justo cinco minutos antes de esa muerte, no deja de ser un exceso, el contrasentido está servido: moderación del exceso, o, la virtud de la lujuria ;-P

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  4. El exceso es todo aquello excede y pasa más allá de la medida o regla, cualquier cosa que sale de los límites de lo ordinario o de lo lícito y que culmina una relación de cosas reprochabes o malas, no tiene como finalidad la muerte, solo el mismo, exceso.

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  5. preciosa manera de describir el placer, la pasión, el decubrimiento de tu amante me gusta tu estilo.

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