lunes, 1 de septiembre de 2008

Lunes 1 de septiembre, año nuevo.



No tenemos resaca de alcohol, ni olor a humo y seguramente sabemos donde estamos, lo que hicimos anoche y quien ha dormido a nuestro lado. Ayer no fue noche vieja, ni comimos uvas con Ramón García, no hay saltos de ski, ni concierto desde Viena en la televisión, pero es año nuevo.
Estamos poniendo piedrecitas en el camino de buenos propósitos que nos conducirá a la puerta del infierno. Año nuevo, vida nueva; vida nueva para combatir viejos fantasmas, viejos michelines, antiguos cursos de ingles (o de italiano), recuperar el bono del gimnasio y planificar alimentación, gastos y ahorros.

Pero lo cierto es que la rutina nos sonríe a todos, así que devolvámosle la sonrisa. Echémosle un poquito de imaginación... ¿Que vamos a hacer? ¿La misma dieta que fracasó el año pasado? ¿Tenemos más tiempo para el gimnasio? ¿Más dinero? ¿Menos gastos? ¿No damos para más o es que no tenemos más imaginación?

Así que, con mi mejor sonrisa, voy a no dejarme sin probar ninguna locura que se ponga a tiro, para arrepentirme ya tengo le resto del año y para los buenos propósitos….el uno de enero.

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