Yo tenia una granja en África, al pie de las colinas de Ngong...
Buena novela y excelente película, autobiografía de una chica danesa de buena familia, venida a menos, hija de militar, bien educada y que hizo buen matrimonio. La historia recrea los días de vino y rosas que está vivió en África, o al menos eso es lo que nos cuenta en su libro. Lo que contamos, en un libro, en un blog o en una charla es lo que recordamos o mejor dicho lo que evocamos.
La memoria, por supervivencia emocional, es muy selectiva, filtra los recuerdos de los momentos vividos, esconde los infelices y autentica los felices como mayoritarios, como mas importantes.
¿Cual es la verdad? El relato de paisajes de salvaje belleza, de la faena en la granja y del romántico amor del cazador-piloto pinta un cuadro de época feliz. Un marido alcohólico y violento que le pega la sífilis, un amante para el que no era importante y una vejez de ruina y enfermedad parecen algo totalmente distinto.
Yo tenía una casa blanca, con un patio con jazmines y salamanquesas, con un camino entre el trigo, flanqueado de cardos, que me llevaba hasta el colegio, en un pueblo con un mar de olivos.....
O esos son mis recuerdos, eso es lo que cuento en mi blog o en mis batallitas de media botella. Esos son mis recuerdos, las sensaciones que yo tenia. No hay pueblo ni persona que soporte incólume el paso de cuarenta años. Quizá fuera siempre una humilde casa pequeña en una calle estrecha, no lo sé, los recuerdos de infancia no tienen que ser fieles a las cosas, a las formas y volúmenes, tienen que ser fieles a como me sentí entonces.
Es verdad que nos quedamos sólo con lo bueno... y eso a la larga no sé si es bueno o es malo, porque siempre pensamos que cualquier tiempo pasado fue mejor.
ResponderEliminarSí, es verdad, las cosas que recordamos no son siempre como son, es genial. Tenemos recuerdos de cosas más grandes, más bonitas porque nos gustaban, cosas que no son verdad aunque lo hubiéramos jurado. Los recuerdos son muy bonitos.
ResponderEliminarBesos, bonita entrada
y las bandas sonoras... todos tenemos unal
ResponderEliminarUno de mis recuerdos más nítidos de mi infancia era un caballo de esos en los que se echaba una moneda y se movía. Lo recordaba, grande, majestuoso, y que yo me sentía como una princesa en su caballo.
ResponderEliminarYa adulta en un viaje a Burgos fuí al bar donde estaba aquel caballo para enseñárselo a mi marido... El que había allí era un caballo pequeñito, descolorido. Entré y le pregunté al dueño que fue de aquel otro caballo grande, con sus patas en el aire. - Es ese me dijo- lleva ahí más de 20 años... :-)
...traigo
ResponderEliminarsangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
TE SIGO TU BLOG
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
AFECTUOSAMENTE
BABILONIO
ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE CUMBRES BORRASCOSAS, ENEMIGO A LAS PUERTAS, CACHORRO, FANTASMA DE LA OPERA, BLADE RUUNER Y CHOCOLATE.
José
Ramón...
Speedy, es bueno para la salud mental y la estabilidad emocional, para todo o demás, masterdard.
ResponderEliminarBesos
♥ Ana ♥, no se si es genial, digamos que lo es hasta que te enfrentas a ellas, luego eso te hace dudar de tus recuerdos, de todos y eso es duro.
ResponderEliminarMe alegro de que te guste la entrada, gracias por decirlo.
Un beso
Eria, las bandas sonoras me da que envejecen mejor que las personas y los pueblos.
ResponderEliminarUn beso
Merce, hay muchas cosas que no resisten el paso del tiempo, los caballitos mecanicos tampoco.
ResponderEliminarUn beso
Jose Ramon Santana Vazquez, bienvenido, la proxima vez espero un comentario.
ResponderEliminarUn saludo.
Supongo que seleccionar los recuerdos buenos es un acto de supervivencia, para mantener el apego a la vida. Eso y que hay que dejar espacio en la mente para nuevos recuerdos, así que de descartar algunos, será mejor descartar los malos ¿no?
ResponderEliminarSin embargo, a poco que excavemos en la memoria, la realidad aparece.
Besos
Si Alís, la memoria selectiva es un mecanismo de autodefensa. En realidad los malos momentos no es que los olvidemos, solo que no los evocamos con la misma facilidad que los buenos, por suerte.
ResponderEliminarUn beso.