LO QUE HAY EN TU VASO DICE MUCHO DE TI (PARGÜAN)

He visto esta frase en una camiseta esta mañana y me ha hecho gracia. Estoy de acuerdo con ella y me ha inspirado a escribir, que últimamente ando más bien seco de inspiración. Pensé en ejercer de psicólogo aficionado y relacionar comportamientos con bebidas, aquello de si bebes cerveza marca blanca eres así o si bebes whisky de malta eres asao, pero no dejaría ser una payasada mas, ya hay bastantes, no lo haré. Lo que si haré es contar un poco mi historia de entorno etílico. (1)

Cronológicamente al principio fueron las rubias, como mucha gente de mi generación empecé por la cerveza, lo que visto ahora no parece muy lógico, el amargo sabor de la cerveza requiere una cierta adaptación del paladar que se consigue con el tiempo. Las primeras cañas con los amigos del instituto, en el casi desaparecido por estos lares “vaso de caña”, una pena, dejaron paso a los tanques de cerveza (2) y alguna que otra litrona rebelde, tiempos de escasez económica.

La cerveza española es muy buena, nada que envidiar a la de importación, si bien hay diferencias entre ellas, a mi me gustan fuertes (3). Me decanto por una catalana original con mucho cuerpo (Woll-Damn), pena que ya no se encuentra de barril y pena que muchas cadenas de alimentación traten de imponer sus marcas blancas y no la distribuyan, si acaso en lata que no es lo mismo. Entre las más normales me inclino por Mahou 5 estrellas, nada que ver con la clásica, por supuesto en cristal, la lata es para llevar al campo y poco más.

En mi copa se suele encontrar, aparte de las ya citadas la Alhambra 1925, una roja irlandesa, “Murphys”, cara pero muy buena, alguna belga de abadía, como Leffe o Grimbegen menos frecuentemente. Ocasionalmente acudo a las multinacionales como Heineken o Carlsberg, que son como los coches alemanes, fiables y caros.(5)

Como suele ser normal con los años vas cambiando cantidad por calidad, la cerveza no es bien tratada como bebida, mucha gente se piensa que da igual una marca que otra incluso dentro del mismo tipo y no es así. Todavía recuerdo en un cumpleaños de mi hijo que me puse a la barbacoa y mi ex costilla había comprado cerveza de marca blanca una conocida cadena de distribución francesa muy afincada en nuestro país, infumable, cuando se acabo saqué Estrella de Levante, al probarla se oyó más de un “vaya cambio” entre el personal.

Y no entro en la cerveza de barril, para mi es cosa de bares, solo dejar constancia de que hay una enorme diferencia entre unas y otras, cervezas, y unos y otros, bares.

Al final me he enrollado y no he contado lo que quería, que la cerveza en copa helada me transporta a una docena de gambas a la plancha en un kiosko en la playa, en bañador y chanclas, hombres solo, hablando de futbol y haciéndole ojitos a una turista madrileña (4). Que la primera caña la tomé con mi padre, en el “Cinco estrellas” celebrando un triunfo deportivo y que hacía cola en el puesto de la Estrella de Levante en la feria para sacarme algunas gratis. Que un quinto de Mahou es el novio de mi prima la de Madrid hace treinta años, cuando detrás de una barra nos cobraba una de cada tres. Que la colección de buenos recuerdos que me trae es lo único que, todavía, no nos pueden quitar.

Salud.

 

 

1. Ya tengo historia, aunque sea como soplador, eso es que voy para viejo.

2. Los del extinto bar “El Delfín” me traen alegres recuerdos.

3. A otras les gustan grandes….

4. O de Múnich o de Aljucer tanto da, pero de esas que se levantan tarde jeje.

5. Aquí faltan muchas lo se, pero es que esto no es un tratado, son las cervezas que yo tomo, nadie debería perderse una “Pilsner Urquell” a orillas del moldava, totalmente recomendable.