viernes, 12 de octubre de 2012

URGENCIAS

Cuando te pones malito, muy malito, lo mejor es irte a urgencias, lo malo es que urgencias es un poco como hacienda, el lado oscuro de la administración contra el que no se debe pelear. Uno llega a urgencias, después de haber abandonado el trabajo por miedo de caerse redondo al suelo en medio de la reunión, esperando ver a un médico en la puerta que lo pone en una camilla o al menos una silla de ruedas y empieza a gritar “varón blanco, taitantos años y tarentaitres kilos..” seguido de una parrafada en jerga sanitaria que hace que hasta el ministro del ramo acuda corriendo a ver que te pasa; pues va a ser que no.

Te adentras en el hospital por la puerta de siempre, por la que entrabas cuando ibas con tus nanos de pequeños, la recepcionista que ni te mira (aunque ya voy teniendo la misma pinta que un caminante de “The walking dead”) y buscas urgencias. Pues va a ser que tampoco que, pese a la crisis, han reformado todo y ya la tercera vez que paso por delante de la misma recepcionista le pregunto y ella amablemente me indica.

Encontrado el mostrador correspondiente me dispongo a enfrentarme a la burocracia hospitalaria, aquí no caben tácticas ni actitudes, la mujer que atiende está mas acostumbrada a ver zombies (esa cara tenía yo en ese momento) que la Jovovich en Resident Evil, y a tratarlos igual, así que si la cosa va bien, bien y si no, paciencia (o desmayarse que empezaba a ser lo mas probable). Pues esta vez tampoco, la tarjetita que no va, yo no tengo prisa, me va consumiendo la fiebre y si esta moza no espabila (no entiendo la pega, si tiene mis datos de haber venido otras veces) me voy a caer redondo y entonces tendrán que correr o apartarme a un lado.

Media hora después ya me dieron paso y a partir de ahí no hay mucha queja, todo funcionó razonablemente bien, la galena que me tocó en suerte no era la doctora Izzie Stevens precisamente ( ¡Ay Omá que rica!)  pero conocía su trabajo. (Por cierto que tampoco se quien era, no entiendo esa manía de los médicos de no presentarse, con un “buenos días, soy la doctora Stevens López” bastaría) Nada mas tocarme se dio cuenta, puso la misma cara que cuando tocas la plancha creyendo que la habías desenchufado, de que estaba a punto de convertirme en la antorcha humana con abdominales y todo, puso en marcha todo el sistema, me enchufaron el extintor paracetamol en vena, me realizaron las analíticas correspondientes y unas horas después abandonaba renqueante el box con mi diagnostico y mis receticas.

Y todo esto en la supersemana de puentes valencianos, entre el nou de octubre y el pilar, aquí estoy a base de sopicaldo, paracetamol y mucha agua, planazo, planazo.

2012-10-11 22.55.38

 

Esta vez brindo con caldo calentito (rebajado con un chorrito de” amontillao”, que estoy malito)

13 comentarios:

  1. que te mejores....esa fiebre tuve yo cuando pille la salmonela...ponte buena. muak

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  2. ponte bueno.... maldita predictiva, un beso de mamen.

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  3. Cuidate y no te excedas de amontillao, o quizás sí, ya se sabe, la fiebre hay que sudarla.

    Un beso (desde lejos, esta vez)

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  4. 41.5?? Para haberte dao algo, madre mia.

    Yo una vez fui a urgencias de la Fe, hace muchos años, y casi me tienen que atender a mi y eso que iba de acompañante, que jauria, que gitanerio, que mediocridad... ufffff fue traumático.

    Espero que estes ya recuperado.



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  5. Gracias Mamen, ya estoy mejor, no en plena forma todavía, pero recuperándome.
    Besos

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  6. Gracias Pilar, el amontillao nunca está de más jeje.

    Besos

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  7. Sandra, en la Salud no me han tratado mal, solo los típicos problemillas burocráticos. Yo cuando tengo fiebre la tengo jeje.

    Besos.

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  8. aaaaaaaaaaaaaaaah.... este post es horrible para una hiponcodríaca paranoica, hoy me dan unos análisis y voy cagada... :p

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  9. Dalicia, tranquila, yo ya estoy sano como una pera y fuerte como un toro (bueno mas o menos) no te preocupes de unos analisis no se muere nadie.

    Bienvenida.

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  10. Ains... espero que ya estés mejor... que susto al ver tanta fiebre!!

    Besos!

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  11. Tequila Limón y Sal, ya estoy mejor gracias, pero me he quedado hecho un trapico.

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  12. Eso me ocurre a mi cuando voy a urgencias, que quisiera que George Cloney me auscultara con suma preocupación, y palpamientos facultativos incluidos, pero siempre me toca en suertes algún galeno poco agraciado, indiferente a mi estado de gravedad e insensible al tiempo perdido en esas salas de urgencias llenas de virus con caras feroces.

    buena entrada.

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  13. Ángela, que tu eres muy joven, pero George era pediatra jajaja

    Me alegro de que te guste, saludos.

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Comentarios...