MALA GENTE

La semana pasada una chica de la oficina me pidió permiso para salir unas horas, toda ilusionada estaba en tramites de comprarse un piso, una oferta de un banco. Falté unos días por enfermedad y cuando volví le pregunté que tal iba lo del piso, la carita que puso me lo dijo todo.

- Una desilusión terrible jefe, el precio era bueno pero me querían cobrar los primeros diez años un interés fijo del siete por ciento (7% si, por cierto el famoso Euribor este mes esta por debajo del 0,6 % Euribor noviembre).

Me interesé por el resto de condiciones y entre comisiones, seguros y exigencias varias tendría que desembolsar un diez por ciento mas de lo previsto. No tengo nada contra el libre mercado, uno puede pedir por un bien que pone a la venta el precio que considere oportuno. Hasta aquí bien, pero si resulta que los bancos consiguen dinero del Banco Central Europeo al uno por ciento que pretendan prestarlo al siete me parece abusivo. Si pienso que además es un banco al que hemos rescatado entre todos me parece mas que un abuso. Si encima el piso que ofertan procede de un embargo a un particular al que han desahuciado de su vivienda (para el particular no hay rescate que valga, ni FROB, ni FLA, ni nada) me parece de malas personas.

Entre rescatar a los bancos (que pierden su negocio) o a los particulares (que pierden su lugar para vivir) lo tengo muy claro. Nos hemos dejado arrastrar por esa corriente de sinvergüenzas de los partidos políticos que han posibilitado, por su interés particular, que la vivienda sea un bien negociable, una inversión, cuando la vivienda siempre debería haber sido un lugar para vivir, una necesidad básica. Me refiero al uso, no necesariamente a la propiedad, algo que también por intereses de unos cuantos y mala gestión de otros han conseguido que confundamos.

Estaba todavía digiriendo todavía lo comentado cuando de mi banco, el mejor del mundo, (la verdad es que no tengo queja) me llega una oferta maravillosa y personalizada de un crédito pre concedido al módico interés del quince por ciento. (15% si 15, la niña bonita) Pasado el primer momento de estupor, tienen un morro que se lo pisan pienso, pero al menos este crédito es para el consumo, algo que, en ejercicio de mi libertad de mercado, puedo rechazar con olímpico desprecio.

Lo bueno es que el papel de la oferta, de excelente calidad, sirvió para ayudar a proteger la mesa de las temperas con las que pasé una mañana de domingo de lo mas entretenida con mi peque, sin pantallas ni nada, que cosa.

 

 

Demos por finalizada la temporada cervecera y adentrémonos en la de tintos con un Bordeaux bastante disfrutable, salud.