martes, 28 de mayo de 2013

Amanece, que no es poco. (Entrada para hombres)

 

Y no me refiero a la película de Jose Luis Cuerda *, excelente muestra del surrealismo patrio, me refiero a que tan importante momento del día merece más de lo que le damos. Lo suyo es verlo, pero los urbanitas de hoy tenemos muchas ventajas y algunos placeres prohibidos, como el contemplar el amanecer a diario, ese pequeño milagro de la vida, tan importante y tan olvidado. Pero hay sentidos más allá de la vista y percepciones más allá de los sentidos.

Durante mi exilio castellano, en un entorno eminentemente masculino mezcla de varias generaciones, han salido a la luz las carencias del personal masculino en temas tan elementales como los buenos comienzos, (de Donald Drapper a Ted Mosby los hombres hemos perdido mucho, pero eso en otra entrada) una buena noche acaba durmiendo y un buen día empieza amaneciendo. Se supone somos hombres, no una de las chicas de sexo en nueva York.

El momento de comenzar el día es el de amanecer a la vida, hay que hacerlo pronto, hasta en fin de semana, aprovechar las horas de luz, la energía del sol. Salvo resaca, (una resaca es como una madre, siempre manda, es tontería resistirse) o que la compañía lo merezca (y siempre lo merece, si no ¿Qué hace en tu cama?) hay que aprovechar el día y la mejor forma es empezar pronto.

Amanece también en el cuerpo y en la neurona, no es momento de osadas innovaciones, una buena rutina de higiene mañanero es la mejor herencia que has recibido (y que debes dejar a tu vez). Nada de andar cambiando a ritmo de la publicidad, un gel sin perfumar, un after shave cremoso, desodorante y una colonia que te vaya, a ti, a tu cuerpo. (No todos los perfumes maridan bien con todas las pieles, se de lo que hablo y las mujeres también)

Antes de salir de viaje hay que llenar el depósito, un buen desayuno es mejor que media hora más de sueño. Sigue sin ser momento de innovaciones, los clásicos lo son por algo, para mi café, tostadas o bollería y zumo de naranja o un kiwi, si es fin de semana se puede innovar algo. No es momento de charlas, el sol sale solo y en silencio, la complejidad intrínseca de nuestro ser lucha por su existencia entre aroma de café y noticias del día, a diario un locutor con gracia, el fin de semana un periódico en papel.

Ya no queda sino vestirse y a por el mundo

 

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Hoy un “Belmonte”, cortado de condensada bautizado con “coñá”.

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