jueves, 14 de agosto de 2008

Despliegues

Por suerte o por desgracia he estado presente en los tres despliegues más importantes después de la segunda guerra mundial, las dos últimas guerras del golfo y la invasión de la piscina por mis nuevos vecinos de apartamento. No exagero, tumbado, leyendo, bronceándome, sombrero de paja, gafas de sol y asombro al ver el despliegue.
Papás en unos mediados treinta, buen físico, buena pinta y buena cara de cansancio; dos “long range gateadores” (gemelos) y un “lestoyquitandolospañales”, con toda la huella logística que ello conlleva, dos silletas (una de ellas doble), parasoles, juguetes, mordedores, pañales, biberones de agua, potitos…me agoto solo de verlos, solo de pensarlo.

La mañana transcurre tranquila, tres llamadas, dos gritos y una bolsa, tres minutos y ya estoy camino del apartamento, me vuelvo y miro a los papás treintañeros, un gateador explora el borde del césped, el otro se alimenta y el sin pañales novato investiga una palmera; y yo me quejo, digo para mi mientras miro a la mamá rescatar al explorador.
Como dijo un paisano mío, entre trago de jumilla y bocado de bonito con tomate: “no semos naiden compare”, ea.

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