Lo importante no es el daño que te hayan hecho, sino lo que haces con el

Tengo una amiga que, según expresión de mi pueblo, le da tres bocados a un cañamón. Mi tía diría que es más apañada que la navaja de McGiver, quien por cierto es su icono sexual por excelencia, lo mismo arregla una cerradura que hace una paella, baila o juega al parchís como nadie. Es una joyita, tiene una especial habilidad para sacar partido de cualquier cosa.
Solo le ha ido mal en dos cosas, los estudios y los novios, colecciona admiradores y atesora un par de fracasadas relaciones, relaciones de esas que te hacer sentir, fracasos de esos que duelen, de los que te duelen en el alma y en la autoestima.
No hace mucho, una noche de luna llena, compartíamos una cerveza, y unas confidencias para picar, yo le contaba mis penas intentando no mirar su escote*, mientras sus ojos color miel transmitían serenidad con un punto de tristeza. Su ultimo novio, un magnifico chaval con mas problemas que un libro de matemáticas, había traspasado la delgada línea que separa lo aguantable de lo insoportable. Le había dolido, mucho, tanto como le había apoyado, lo que había luchado por él y ahora….ahora ella había empleado la energía que consumía en apoyarlo, que era mucha y de la buena, en sacar adelante su trabajo, por fin le va bien, después de varios años su pequeño negocio le da para vivir, por fin es independiente.
Con esa dulzura que de la que solo una mujer es capaz se acercó y me susurró al oído: “Lo importante no es el daño que te hayan hecho, sino lo que haces con el”.

*Luce las mejores tetas naturales a este lado del misissippi….pero en ella eso, es lo de menos.