jueves, 6 de noviembre de 2008

Ostras!! Que moreno...(Batallita autobiográfica)

Ostras!! Que moreno.. Exclamación que sale del alma y de la garganta, cuando menos, de mi acompañante….(jo! como ha quedado esto…) me explico.

Sitúese el lector o lectora en una apacible mañana invernal y Sevillana, mas lo segundo que lo primero, claro, una de esas mañanas con solecito, con día libre entre semana, con 170 cms de señorita (canela en rama oiga) a mi lado y a la hora del aperitivo, en Sevilla, no digo mas…o si. Deambulábamos por las callejuelas del centro, no se siquiera si tienen nombre, de bar en bar, dejándonos llevar por las risas y el cachondeito propios de la media docena de vinos en el cuerpo, empapándonos del buen tiempo y el duende de esta ciudad, donde nadie nos conoce.

Risas, azoros, galanterías, chascarrillos…solecito, finos, esa cinturita, esas columnas de mármol que la sujetan, esos ojos que se ríen, esos labios que insinúan y esa promesa en la piel… ¿me explico?
En esto que la niña se gira hacia un transeúnte (o un peatón mismamente) y suelta “Ostras!!Que moreno..”.
Disimuladamente, pero no mucho, me vuelvo a mirar al interfecto, señoriíto andaluz, joven alto, moreno, con pelo y con ricitos a lo Bertín Osborne, camperas y chaqueta de ante, que devuelve con la sonrisa el cumplido de señorita…

Siento dentro de mi hervir la sangre, crecer la furia española, el orgullo comanche, toca a degüello corneta!! Desperta Ferro!! Aquí va a haber hondonadas de ostias!!….pero picha! antes de desenvainar me vuelvo y la miro. La miro como yo miro a una mujer que me gusta, la miro, como a ella le gusta que la mire, esas pupilas, grandes, marrones, esos labios entreabiertos, esos dientes blanquísimos, ese vacile esa gracia, ese arte ese poderío….la miro, y en vez de a el con celos, levanto una ceja y me aplico a ella, con celo. ¿Me explico? Lo que hace una puñetera ese…

Y ustedes ya saben, galanterías, requiebros, que si que cosa mas linda, que si la raja de tu falda, que si el canalillo de tu escote, que si ojos negros tienes, que si no es verdad ángel de amor, que si gacela mía, que hay que ver como eres ¿Cómo soy?...…

Entra la noche por la balconada de la habitación del hotel, dulce hotel sevillano donde los halla, las prendas del amor esparcidas por el suelo, la desnuda curva de su cadera el sugerente valle de su cintura en la revuelta cama, (“..kin zai, para usté mi arma y que la disfrute..” que dijo el bombón de recepción) yo en pié, apoyado en el alfeizar mirando la luna, levanto la copa, jamón y fino para reponer lo que siesta ha concedido y afrontar lo que la noche promete, y brindo “va por ti moreno”, te debo una.
He dicho.

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