

El palacio es una pequeña maravilla, pero lo que realmente lo hace epecial son las vistas desde su jardín, el día no acompañaba, estaba gris y feo. El comtemplar el intenso tráfico marino y otro continente desde la escalinata de palacio o bajarse al embarcadero a dejarse impregnar por su olor a mar lo transporta a uno a edades mas tiernas, a lecturas infantiles, a ansias juveniles, al mágico oriente.
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