EL BUENO EL FEO Y EL MALO

Me resisto a hablar de la crisis, llevo tiempo haciéndolo, resistirme, pero hay veces que no puedes, sería irresponsable, no voy a hacer un post sobre la crisis, pero si voy a hablar de ella un poco.

La postura de oír solo emisoras de música (tengo a mi primogénito atracado de música ochentera), ver series, deportes y películas (nada de propaganda informativos) o leer (nada de panfletos prensa) solo libros de fotografía y novela negra de la inagotable biblioteca de mi hermana, no funciona, llega un momento en que la crisis te salpica por doquier. Uno de los efectos de esas salpicaduras, aparte de mancharme las nauticas y hasta el bajo del pantalón, es que culpabiliza siempre a alguien, últimamente a mí.

Si, se ve que he sido yo el que se ha pulido los cien mil millones de euros de la banca, se ve que he sido yo el del despilfarro de administraciones, cuevas de ladrones autonomías, infraestructuras absurdas y chanchullos varios. Debo haber sido yo puesto que es a mí al que ya han bajado el sueldo y al que andan pensando en bajármelo de nuevo, si es que soy mala persona.

Otro día contaré otro poco de lo malo que soy, pero ahora voy a hablar de los buenos, si, los que nos van a salvar de nosotros mismos, los políticos, esos que lanzan al país a endeudarse hasta las cejas en un mercado, (que también regulan ellos) el de la deuda, los bonos y demás, que está, entre otras en manos en las de las Agencias de Rating, estos también son buenos. (External Credit Assessment Institution, Institución de Calificación Externa de Crédito que es como les llaman los reguladores europeos, yo les llamo cosas más feas)

En las últimas décadas, las Agencias de Rating, que se dedican a calificar a los emisores de bonos diciendo si son de fiar o no, la han cagado estrepitosamente han fallado rotundamente en la evaluación de los riesgos de sus clientes, (aunque parezca mentira el cliente de estas agencias no es quien compra el bono si no quien lo emite, pero eso lo explico otro día) entre otros, en el caso Enron, en el que la compañía mantuvo un rating alto hasta 4 días (literal, cuatro días, noventa y seis horas) antes de arruinarse declarar el procedimiento concursal. Lo mismo ocurrió en el caso Fredie Mac, que mantuvo calificación óptima de Moody’s hasta que Warren Buffet hizo pública su intención de no invertir en la compañía durante una entrevista en CNBC, siendo degradada su calificación automáticamente 6 escalones sin existir un análisis propio por parte de la Agencia. (Vamos que todo parece indicar que se dedicaban a leer la prensa) Del mismo modo otras compañías han mantenido una calificación “investment grade” (que viene en a ser como un notable alto), hasta pocos días antes de su ruina más escandalosa llevándose por delante a medio mundo occidental declaración concursal, como es el caso de Lehman Brothers, Bearn Stearns, AIG o Fannie Mae, algo que pone de manifiesto la puta mafia de mierda que son los problemas a los que enfrentan las agencias de rating hoy en día.

Vale, ya he hablado de el malo, yo, los buenos, la panda de hijos de puta clase política que nos deja en manos de gente tan ostiable recomendable como las Agencias de Rating y ahora tocaría el feo, pero como yo soy el que soy y no voy a negar mi propia naturaleza optimista, en vez de hablar del feo futuro prefiero hacerle fotos en el presente a la guapa de los tejanos. Igual algún día tengo mi propia marca y todo.

Hoy vermut de barril con sifón, hielo y limón, que no está la nómina para exquisiteces.