Y yo creía que se habían dejado de fabricar
Frase que conozco gracias a mi retoño benjamín, quien le hace honor por cierto, que no lee mis consejos paternos y que cuando los oye, de que los escuche no estoy tan seguro, no hace ni caso.
No debería uno de compararse con los demás. No creo que sea buena idea. Puede que sea mejor dejar atrás esta insensata necesidad de
comparar, y liberarse para lograr lo que más importa. A veces hay que recordar que no hay que ser siempre y hacer siempre lo que los demás están siendo y haciendo.
Si se compite con los demás, se vuelve uno un amargado. Si se compite con una versión anterior de uno mismo, será mejor. Es tan simple como eso. No se compite con nadie
excepto con uno mismo.
Cuando uno no está compitiendo contra otros, en su lugar puede uno trabajar con ellos en un
objetivo común. Puede utilizar sus ideas y talentos combinados para
lograr lo que ninguno puede por sí solo. Increíble
crecimiento personal y aprendizaje que se produce a través de las
relaciones cuando el espíritu competitivo es reemplazado por uno
colaborativo.
Pues ni caso oiga.
Existe una teoría de la evolución paralela a la de Darwin que coincide con ésta con una diferencia: no sobrevive el más fuerte (basado en la competencia), sino el que sabe colaborar. ¿Te imaginas cómo sería el mundo ahora si se hubiera publicado esta teoría en lugar de la de Darwin? Aún estamos a tiempo...
ResponderEliminarMe quedé pensando, eso sí, que ojalá que siempre nos comparemos con una versión anterior de nosotros mismos seamos mejores.
Besos
PD. Los consejos se dan, los demás (hijos) son libres de tomarlos o no. O debieran serlo. Cada uno aprendemos de nuestros propios errores