A veces no paramos de darle vueltas, innecesariamente, a eventos que ni siquiera son remotamente probables. (¿Obsesiones?). A la cabeza los hipocondríacos, ese dolor de
garganta es sin duda potencialmente mortal. Perdí el carnet de conducir y cayó en manos de un malhechor que busca robarme la identidad. Esta negatividad ta sólo genera más negatividad.
Mejor dejamos de pensar demasiado en cada
dilema. Las respuestas llegan a una mente relajada. Habría que dejar espacio para que las cosas caigan en su lugar. Una actitud tranquila
produce los mejores resultados.
Cuando los miedos y ansiedades nos hacen
mirar demasiado profundamente las cosas, se crean problemas, no se arregla.
Yo ando dándole vueltas al café...pero no muchas...
Reconozco que soy de darle muchas vueltas a las cosas, no tanto a lo que vendrá (con el futuro tengo una especie de confianza de base que me permite ir manejando cada situación cuando se presenta), pero sí a lo que ocurrió. Y reconozco que hay cierto placer en hacerlo: buscar todas las interpretaciones posibles, conocerme un poco más para ver qué podría haber hecho distinto y cosas por el estilo. Lo sé, tengo que dejar ese vicio (también).
ResponderEliminarBesos