Habrá
algunas cosas en la vida que valga la
pena cambiar y controlar, pero pocas. Un poco eso de que para controlar a los animales
es mejor dejarles un sitio grande para pastar.
Viene
a ser lo de dejar ir y permitir que las cosas sean como son. Es mejor aflojar
un poco en vez de tratar de controlar, estrictamente algo, dándole más espacio. Los animales serán más felices; deambularán y harán lo que
naturalmente hacen. Y nuestras necesidades también serán satisfechas; tendremos
más espacio y todos tan contentos.
Esto
mismo aplíquese a muchos aspectos de la
vida: dar un paso atrás y permitir que ciertas cosas sucedan significa que
estas cosas se cuidarán por sí mismas. Tendremos menos estrés (y menos cosas que hacer), y más tiempo y
más energía para trabajar en lo que realmente importa (sea lo que sea), y en las cosas que realmente se pueden controlar,
como la actitud.
No digo nada de darse por vencido. Sería algo como
renunciar a cualquier apego obsesivo a personas, resultados y situaciones
particulares. Algo como intentar todos los días ser tu mejor yo, y hacer lo
mejor que sabes hacer, sin esperar que la vida vaya como tu quieras. Se trata
de centrarse en lo que importa y dejar ir lo que no importa.
La
energía de alguien que aspira a crear algo maravilloso, junto con este tipo de
entrega, es mucho más poderosa y gratificante que la de alguien decidido a
crear resultados con una mentalidad desesperada de "debe tener".
A veces rendirse es la primera batalla ganada
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