El otro día fui a la playa. Hecho que, aunque viva en Valencia, no ocurre todos los días. Ni todos los meses. En realidad fui como participante en un curso de fotografía en el que me he inscrito. Después de lo de 2018 me hace falta mantenerme activo y pese a haber perdido facultades (en esta ocasión no es una frase hecha) y mas para la fotografía, en un alarde de osadía impropio de mí, me inscribí.
A hacer fotos en la playa si que he ido muchas veces, tanto que resulta ser un poco “lo de siempre”, ser original es muy difícil y las mujeres en bikini (recurso fácil lo sé, pero uno es humano, varón, hetero y boomer…)todavía brillan por su ausencia.
De entre las fotos que hice me llamaba la atención la que ilustra esta entrada. No sabía el motivo, solo tras darle muchas vueltas descubrí por qué me gusta esta fotografía, hay algo en ella que escasea estos días.
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