sábado, 29 de enero de 2022

HISTORIA

Se ha dicho que la Historia tiente por misión enjuiciar el pasado e instruir al presente en beneficio del futuro. Lo que es una misión ambiciosa, la verdad, creo que no se pretende otra cosa que  exponer cómo ocurrieron, en realidad, las cosas. Claro que para el historiador es ley suprema la exposición rigurosa de los hechos, por muy condicionados y carentes de belleza que éstos sean. También creemos que es ley el desarrollo de la unidad y de la trayectoria de los acontecimientos. Esto, más o menos, es lo que se encontrará quien se acerque la figura de Leopold von Ranke, historiador Alemán del siglo XIX, pero desde entonces nos hemos complicado mucho la vida.

En la filosofía positivista (el Materialismo Histórico) se creía que se podría predecir el futuro con las conclusiones que sacamos del pasado. Sin embargo, no es del todo efectivo. El uso más común desde la Antigüedad Clásica es su uso como Maestra de la Vida, donde lo que se buscaba era sacar ejemplos y conductas que podían volver a aplicarse en el presente. Esta forma de entender la Historia, puede que  se derivara de una forma de entender el tiempo basada en los ciclos naturales. Por ello, había que mirar al pasado para acceder a las soluciones del futuro.

La Historia es una forma de elaboración del pasado, igual que la memoria y los mitos. No obstante, la Historia sigue una metodología, que la convierte en una disciplina. El llamado “método histórico”. Otro uso fundamental de la Historia es el “constructor de identidades”. Sirve para aproximarse a las respuestas de nuestro pasado y nuestro futuro. Funciona tanto para identidades individuales como colectivas, en Naciones, culturas, civilizaciones... La Historia y su estudio aparecen vinculados fuertemente al nacionalismo, con la voluntad de crear identidades nacionales. Por otro lado, la Historia se ha utilizado y se sigue utilizando con objetivos claramente políticos.

La Historia constituye una herramienta fundamental para el pensamiento crítico, porque nos hace dudar las “verdades”, y nos da una visión más amplia de nuestro presente, para ser más críticos, precisamente, con nuestro presente. Al final, después de este rollo, va a resultar que la Historia es un arte literario, que se apoya en una ciencia social que aplica un método científico para avalar el discurso.


A la salud de la gárgola voy a seguir con moscatel seco, realmente apasionante.




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